30 diciembre 2017

Análisis de una semana clave en Catalunya

Mis análisis para el grupo Noticias.

17 diciembre 2017

Ante las elecciones catalanas

El 21-D va de asentamiento/movimiento de placas tectónicas. Cita clave. Habrá sismógrafos en Estados Unidos y Europa. Los efectos del temblor alcanzarán a Madrid y Bilbao, sin descartar un equilibrio de fuerzas.

Recentralizar Catalunya como trampolín para recentralizar España y 'corregir' el 78. El no centralismo tiene motivos para la preocupación. Porque ya no es solo el debate de la independencia. Se pretende barrer el derecho a decidir con el derecho del 155. Todo lo que no sea una severa derrota de las tesis del bloque monárquico reforzará al centralismo. Es en ese sentido llamativo que ni siquiera ahora se llame al nacionalismo español por su nombre. Ni se denomine nacionalistas a sus más claros partidarios.

Con ese 155 en manos de PP PSOE y Cs, no sé si se está visualizando que el nacionalismo español tiene también motivos para la preocupación. Es el desequilibrio climático que favorece a Arrimadas y penaliza a quien reclama un autogobierno completo cuando se ha suspendido el autogobierno.
La estrategia del 155, también dirigida a la opinión pública española. Recordemos:
Un 57,4% de españoles, a favor de un referéndum pactado, según una encuesta de El Mundo. En todo caso, y al mismo tiempo, en cualquier inventario profundo sobre lo que ha ocurrido en Catalunya, cabe reservar un epígrafe sobre la distancia crítica de una parte muy significativa de la sociedad vasca. Evaluar el grado de incidencia del fenómeno y desmenuzar a fondo sus causas.
"Suerte que tenemos a Rajoy y no a Aznar", ha dicho Iceta. El retrato del PSC PSOE, en operación de Estado con el PP.

Si los comunes se convierten en la llave de gobierno el 21-D, a partir de esa misma noche Pablo Iglesias se puede convertir en el hombre + presionado, en una nueva fase de dicha operación de Estado.

05 diciembre 2017

Más hemeroteca

"No será necesaria la fuerza para impedir el referéndum"Inés Arrimadas, El País, 14-8-17
 "Dejen a los catalanes hacer su vida en paz, sin miedo" Mariano Rajoy, ABC, 21-9-17
"Rajoy pide aplazar la reforma territorial a octubre" El País, 8-8-17
"El PP pide un apoyo claro y duradero en Catalunya".  El País, 30-8-17
"El Gobierno ofrece diálogo sobre Cataluña a partir del 2 de octubre" El País, 22-9-17

Saber más:
Borja de Riquer, historiador, de un artículo en Ara (11-4-11)

"A lo largo de estos años han naufragado los intentos didácticos de explicar a la sociedad española las dificultades del encaje y las necesidades de Cataluña. No se ha conseguido encontrar, no ya complicidades, sino ni tan solo amplias comprensiones, en los partidos políticos españoles, en los medios de comunicación, entre los intelectuales y los creadores de opinión y en la sociedad española.
Otro hecho destacable de estas tres décadas ha sido que el nacionalismo español, antes tan desacreditado por su identificación con el franquismo, ha superado la travesía del desierto y ha resurgido desacomplejado y agresivo, con más apoyo mediático y político que nunca, disfrazado a menudo de constitucionalismo restrictivo. Y en paralelo, el nacionalismo catalán, o simplemente el catalanismo, ha perdido dentro de la opinión española gran parte del prestigio de que disfrutaba en los tiempos de la Transición y ahora es tratado por buena parte de la presnsa española como una fuerza egoísta, insolidaria y potencialmente desestabilizadora".

Traducción del catalán.

Nacionalismo español y tripartidismo

El sistema decidió dividir el antaño unificado voto de derechas entre PP y Ciudadanos ante la irrupción de Podemos y el independentismo catalán, pero logrando mutar al mismo tiempo el bipartidismo en tripartidismo del lado naranja, intentando arrastrar a Génova o Ferraz.

Si el 155 debilita a la estrategia independentista unilateral, a Podemos y en menor medida al PSOE como alternativa nítida, el PP tiene un tres en uno, apremiado además por el nacionalismo de Ciudadanos. La consolidación de un escenario derechizante y regresivo cobra fuerza.

Lo que pase el 21-D en Catalunya determinará el debate sobre la independencia, pero también condicionará el carácter y tipología del Estado ante las pretensiones recentralizadoras de un nacionalismo español fortalecido.