El sistema decidió dividir el antaño unificado voto de
derechas entre PP y Ciudadanos ante la irrupción de Podemos y el
independentismo catalán, pero logrando mutar al mismo tiempo el
bipartidismo en tripartidismo del lado naranja, intentando arrastrar a Génova o Ferraz.
Si el 155 debilita a la estrategia independentista unilateral, a Podemos y en menor medida al PSOE como alternativa nítida, el PP tiene un tres en uno, apremiado además por el nacionalismo de Ciudadanos. La consolidación de un escenario derechizante y regresivo cobra fuerza.
Si el 155 debilita a la estrategia independentista unilateral, a Podemos y en menor medida al PSOE como alternativa nítida, el PP tiene un tres en uno, apremiado además por el nacionalismo de Ciudadanos. La consolidación de un escenario derechizante y regresivo cobra fuerza.
Lo que pase el 21-D en Catalunya determinará el debate sobre la independencia, pero también condicionará el carácter y tipología del Estado ante las pretensiones recentralizadoras de un nacionalismo español fortalecido.
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