Juan Carlos Escudier, "La izquierda menguante", en Público 30-4-10
"La izquierda, tal como la hemos entendido hasta ahora, ha entrado en fase de liquidación. Se muere. La fantasía revolucionaria hace años que dejó de tener sentido en un mundo basado en la aceleración constante y la socialdemocracia ya no dispone de recursos para seguir ofertando más seguridad desde la cuna hasta la tumba. (...)
La izquierda conseguidora se muere y las futuras luchas políticas serán protagonizadas por un difuso reformismo que intentará preservar aspectos básicos del Estado social a cambio de más años de trabajo, menos salario, menos visitas al ambulatorio, más tasas universitarias, menos funcionarios y mucho más riesgo personal, frente a un autoritarismo de nuevo tipo (llamarle extrema derecha no sería del todo exacto), que tendrá a su alcance la condensación sentimental de todos los malestares habidos y por haber".
Enric Juliana, del artículo "Se está gestando un nuevo orden", (La Vanguardia, 31-10-10)
"Las explicaciones enlatadas ya no sirven. La izquierda ha perdido pie en explicar qué pasa y si no entiende qué pasa, no puede ofrecer soluciones".
"Es básico dejar atrás los dogmas del siglo XIX y empezar a mirar al siglo XXI".
Reyes Montiel, presidenta de la Fundación Equo
"Entender el mundo", tarea también apuntada por
Sami Naïr. Para
James K.Galbraith, "el problema es que toda la política gira alrededor de las elecciones y estas tienen pocas consecuencias de calado. La gente vota, pero nada cambia, salvo en cuestiones muy menores. No hay margen para modificar lo importante", que a su juicio es "reducir el poder económico y político del sector financiero, que empuja para desmantelar el Estado del bienestar. El Estado debería poder controlar a los poderes económicos, pero es el sistema financiero el que controla el Estado".
Del reportaje "12 ideas para intentar remontar) en Público (9-1-11)
Saber más:
"Hacen falta alternativas realistas que respondan sin complejos (y sin miedo) al dominio conservador en la economía, en los medios, en el lenguaje y hasta en la forma de explicar el mundo".
Jesús Maraña, director de Público, ese mismo día.
"(...) a mí me parece que quienes llevan mucho tiempo acomplejados son los de izquierdas (...)con la derecha troglodita no valen paños calientes. (...) se necesita urgentemente un político de izquierdas. Sin complejos".
Antonio Orejudo en Público (6-11-10)
- La gente que se atrinchera puede ser de izquierda, derecha o centro.
- Hay una izquierda sumosacerdotisa y narcisista, encantada de haberse conocido, crítica con la pereza intelectual ajena, ignorante de la propia, y poco preocupada por no ser influyente.
- La libertad no es monopolio de los liberales; el progreso no es monopolio de los progresistas. El compromiso no es exclusivo de la izquierda. También la derecha se compromete con sus ideas.
- En la competencia por la atención pública, Izquierda Unida sale muy mal parada, por causas internas y externas. Mantener como activo político las siglas y el anagrama del Partido Comunista probablemente es una forma diferente de conservadurismo. Conservadurismo de izquierdas, pero conservadurismo al fin y al cabo.
- Si el socialismo no socializa sus ideas tiene un problema. Si abandona sus principios tal vez dos.
"Recuerdo que Enrico Berlinguer, el prestigioso líder de los comunistas italianos, publicó una famosa reflexión sobre lo sucedido en Chile, que no tengo delante, pero que en síntesis venía a sostener, reelaborando una conocida tesis de Antonio Gramsci, que para abordar con éxito reformas profundas, que vayan superando los peores aspectos del capitalismo, no es suficiente con ganar las elecciones y, menos aún, con exiguas mayorías. Que ciertos cambios requieren consensos sociales y políticos más amplios que los que reflejan las urnas y que la hegemonía en la sociedad no se garantiza con leyes más o menos radicales, sino con la extensión de las ideas, de los valores y de una cultura que impulse ese cambio".
Nicolás Sartorius en el suplemento Culturas de La Vanguardia (10-9-03)
- De un comentario sobre el libro póstumo de Tony Judt, "Algo va mal"
"Y el drama, como creo haber entendido del libro, es que si ese Estado fuerte, cuyo sentido fundacional era la prestación de servicios en beneficio del conjunto, si ese Estado repito, abdica de su responsabilidad moral transfiriéndola al mercado, la sociedad se descohesiona y la democracia queda herida. no me extraña que los pobres sean los que menos votan (...)
Frente a este panorama, el Judt intelectual propone una salida: rehabilitar un lenguaje cívico capaz de disolver en su seno tantas adherencias estrictamente materiales que hoy parecen naturales y no lo son. Digamos una nueva retórica para la acción pública (...)"
Jordi Amat, en el suplemento Culturas de La Vanguardia (22-12-10)
- "Entre el 2002 y el 2009, años de hegemonía política de la izquierda, la desigualdad se ha reducido en doce de las diecisiete economías de América Latina" (de un reportaje publicado en La Vanguardia, 18-10-10, titulado "La izquierda recoge sus frutos")