Casi
cuatro meses después de la moción de censura que desalojó al PP, se perfilan los
primeros rasgos de la España post Rajoy. El Gobierno de Sánchez marcha a
tirones y aún no sabe cuánto combustible tiene en el depósito. Mientras, una derecha
dura encarnada por Casado trata de recuperar rápidamente intención de voto para
forzar unas nuevas elecciones, al tiempo que Rivera procura no perder comba
para al menos tener la condición de llave. Aun con sus discrepancias, PSOE y
Podemos por un lado, y PP y Cs por otro, conforman dos bloques cada vez más
definidos. El soberanismo, muy dividido, dibuja un tercer espacio.
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