El Estado español y sus poderes han pretendido hacer un régimen de un Tránsito, lo cual termina siendo complicado. La Transición fue un paso duradero pero no imperecedero, condicionado porque el poder de una dictadura no permitía dar dos. Algo que se ilustra con sendos análisis de Jordi Pujol y Santiago Carrillo en El Periódico de Catalunya en 1985. Dos declaraciones aparentemente contradictorias, pero en el fondo complementarias.
Saber más: "Libertad sin ira", cantaba Jarcha. "Todo lo relacionado con Puigdemont provoca estupor, cuando no ira", leí hace unas semanas. La asimetría de la cultura de la Transición y sus derivadas, en dos frases (1976-2017). Mi generación creció en un clima generalizado de elogio a la Transición, a la audacia de Carrillo y Suárez, o a la necesidad de voluntad política de adecuarse a la calle. Fue hacerse adulta y perder mucha inocencia. Porque no se trata de hacer una enmienda a la totalidad de lo que entonces se hizo ni no reconocer las dosis de audacia que mostraron Carrillo, el que pasó la frontera con una peluca, y Adolfo Suárez, sino de la cultura sentimental, acrítica y estática que durante décadas se levantó sobre lo sucedido.
- "El ejército contribuyó a que en el país hubiera evolución" Jordi Pujol, entrevistado en "Desatado y bien desatado" (El Periódico, 1985).
- "La ruptura no fue posible con un Ejército no neutral" Santiago Carrillo, entrevistado en "Desatado y bien desatado" (El Periódico, 1985).
Saber más: "Libertad sin ira", cantaba Jarcha. "Todo lo relacionado con Puigdemont provoca estupor, cuando no ira", leí hace unas semanas. La asimetría de la cultura de la Transición y sus derivadas, en dos frases (1976-2017). Mi generación creció en un clima generalizado de elogio a la Transición, a la audacia de Carrillo y Suárez, o a la necesidad de voluntad política de adecuarse a la calle. Fue hacerse adulta y perder mucha inocencia. Porque no se trata de hacer una enmienda a la totalidad de lo que entonces se hizo ni no reconocer las dosis de audacia que mostraron Carrillo, el que pasó la frontera con una peluca, y Adolfo Suárez, sino de la cultura sentimental, acrítica y estática que durante décadas se levantó sobre lo sucedido.
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