Banalización y marketing de la destrucción
Avanzada la Guerra Fría, una conocida revista internacional publicó un reportaje titulado "Trident, arma decisiva para la paz". Baste un párrafo:
"Es un sistema de armamentos tan destructivo en potencia que podría asegurar finalmente la concordia entre las naciones".
Esta misma revista publicó en enero de 1983 el artículo "Peligrosos mitos sobre las bombas nucleares". El autor afirmaba: "No es para tanto", si explotasen 5.000 "ingenios nucleares" todos de 20 megatoneladas de potencia se destruiría el 40% de la capa de ozono". "Nuestra supervivencia podría considerarse segura", concluía.
Tiempo más tarde, una revista juvenil española de inspiración católica publicó una fotografía con este texto:
"¿Será el rayo de la muerte?
Este extraño aparato de la foto es un gigantesco láser químico, que se quiere incluir en el programa llamado "guerra de las Galaxias". Es una especie de cañón, que en vez de balas dispara rayos láser, contra cualquier objetivo, fijo o móvil, con una eficacia casi infalible. (...) En cuanto un objeto agresor intente acercarse...¡zas!, el rayo de este láser lo localiza y lo pulveriza tan limpiamente. ¡Como para acercarse sin avisar!"
Saber más: Cómo se vendía una mina
Un prospecto de unas minas de fabricación pakistaní presentaba de esta manera el género:
"La mina POM.MK2 ha sido concebida para lesionar a la persona. Las investigaciones tácticas han demostrado que es más beneficioso causar heridas al enemigo que provocarle la muerte. Un herido requiere asistencia médica, transporte, y su evacuación hacia la retaguardia (…) Además, una persona herida tiene un impacto deprimente en sus compañeros de combate".
La mina costaba 6,75 dólares. Fuente: Manos Unidas hace ya algunos años.
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