02 diciembre 2016

Francesc-Marc Álvaro y Esther Vera, sobre las dictaduras

Francesc Marc Álvaro, en La Vanguardia (1-12-16)
La lógica perversa de la guerra fría chocó contra las aspiraciones de una Cuba que quería determinar su futuro, pero eso no justifica un sistema de partido único, fundamentado en el culto al líder y la supresión de cualquier discrepancia. (...)
¿Permiten los resultados educativos y sanitarios obtenidos por las autoridades cubanas relativizar las ejecuciones, depuraciones y encarcelamientos de los considerados “enemigos” del Estado? “El castrismo te lleva a la escuela y después te dice que hay muchos libros que no puedes leer”. Así me lo explicó Ramón Colás, fundador de las “bibliotecas independientes”, disidente y luchador por los derechos humanos exiliado en EE.UU.(...)
Todas las dictaduras –comunistas o no– se sustentan en la mentira. Es la mentira lo que primero pudre las palabras y, después, pudre el ambiente y la vida de la gente. Los que atacan el castrismo de manera furibunda pero relativizan el franquismo o aplauden la China capitalcomunista son también parte de la mentira, aunque ellos quizás no lo saben.

Esther Vera, en Ara (27-11-16) (Traducción al castellano)
¿Hay dictadores buenos y dictadores malos? Si la respuesta fuera afirmativa serían malas noticias. (...) El Comandante se convirtió en un megalómano (...) Castro es también un hombre que ganó simpatías por actuar como un David contra el Goliat norteamericano, que movía los hilos de sus propios dictadores en América latina. Pero ser de izquierdas no exime de responsabilidades y la Guerra Fría acabó con la década de los noventa. (...) Los disidentes continúan siendo encarcelados con acusaciones de delitos comunes. 

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