"Gramsci, que creo que es un pensador al que tendríamos que volver, 
planteaba algo que a mí me parece muy iluminador, y es que un sistema 
político no es hegemónico porque se haya hecho sólo con las estructuras 
políticas y económicas, sino que el sistema se convierte en hegemónico 
cuando se adueña de todo el marco cultural. Es decir, el capitalismo se 
hace hegemónico cuando la mayor parte de la sociedad desea las cosas que
 ofrece y mira con los mismos ojos que mira la sociedad capitalista. Por
 eso, darle la vuelta al sistema supone, desde luego, disputar en el 
terreno de lo económico y en el terreno de lo político, pero también en 
el de lo cultural. Ahí, movimientos como el ecologista o el feminista 
ofrecen otras formas de mirar la sociedad y de mirar la reorganización 
de los tiempos y de los espacios, que es muy importante tener en cuenta".
La imagen, cortesía de Icaria editorial
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- Nicolás Sartorius en el suplemento Culturas de La Vanguardia (10-9-03)
"Recuerdo
 que Enrico Berlinguer, el prestigioso líder de los comunistas 
italianos, publicó una famosa reflexión sobre lo sucedido en Chile, que 
no tengo delante, pero que en síntesis venía a sostener, reelaborando 
una conocida tesis de Antonio Gramsci, que para abordar con éxito 
reformas profundas, que vayan superando los peores aspectos del 
capitalismo, no es suficiente con ganar las elecciones y, menos aún, con
 exiguas mayorías. Que ciertos cambios requieren consensos sociales y 
políticos más amplios que los que reflejan las urnas y que la hegemonía 
en la sociedad no se garantiza con leyes más o menos radicales, sino con
 la extensión de las ideas, de los valores y de una cultura que impulse 
ese cambio".
 

 
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