10 mayo 2010

Las ideologías categorizan conductas, definen patrones y lenguaje

No están en crisis, evolucionan permanentemente. Todo el mundo, más allá de simpatizar o no con algún partido político, tiene inclinaciones ideológicas. No sólo las personas que siguen más intensamente la política, sino también las aparentemente despolitizadas

El lenguaje sirve de termómetro, porque las palabras no son siempre semánticamente neutras, sino que encierran valores. Los programas y prensa del corazón, por ejemplo, tienen mucha más ideología de lo que parece, desde el modelo de valores que promocionan, hasta el tratamiento informativo que dan de la monarquía o de la alta sociedad. Los espacios deportivos también, cargados de múltiples elementos emocionales de nacionalismo identitario en las narraciones del éxito o fracaso de nuestros deportistas.
La considerable atonía respecto a cuestiones públicas que van más allá del entretenimiento es otra forma de ideología, la del individualismo que no se hace muchas preguntas, la de una cultura marcadamente utilitarista, en la que no sobran esfuerzos por comprender a fondo cuestiones complejas; donde la política se personaliza y teatraliza; donde los sentimientos con frecuencia se meriendan enfoques más racionales.

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En La Sociedad Invisible, premio Espasa de Ensayo 2004 , el filósofo Daniel Innerarity afirmó que “el lugar de la ideología lo ocupa la escenificación”, considerando que actualmente “vence aquel que sabe representar mejor la credibilidad”.

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