Un lobby que genera nacionalismo y se alimenta de él
Hace años se hablaba de la propuesta 20:20, un pacto por el que el 20% de presupuesto de los países en desarrollo y el 20% de la ayuda de los países industrializados se asignasen a gastos de prioridad humana. Pero ha pasado al olvido, como el llamado Dividendo de Paz, que reivindicaba reinvertir parte del gasto militar en desarrollo. Independientemente de la crisis actual, no hay ninguna corriente política o mediática de suficiente envergadura que demande una reducción sensible del peso del gasto militar en los próximos años. Como lobby, el militar no tiene comparación. Genera nacionalismo a cascoporro, y apenas mala conciencia. Cuando asoma un ramalazo, bastan unas disculpas. Hace una semana, la aviación de Estados Unidos mató a más de cien personas civiles en Afganistán. “Lamentamos profundamente esa pérdida”, dijo la secretaria de Estado Hillary Clinton.
Y hasta la próxima.
Saber más: "Las industrias militares en España" (extracto de un artículo firmado por Íñigo de Salas en Fuerza Nueva 14/10/72)
"Así pues, para dolor y vergüenza de los buenos españoles, tenemos que reconocer que los gastos dedicados a la milicia en España "siempre tuvieron mala prensa". (...)
Mediten pues, nuestros gobernantes, la conveniencia de una moderna industria militar".
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