La extrema derecha en España ha crecido muy rápido a base de trampolines, haciendo de cada crisis o problema una lanzadera, alimentándose del radicalismo de PP y Cs. Hoy la extrema derecha está muy crecida tras 3,5 millones de votos, estamos ante una crisis terrible, y el PP no aprende, y abandona el flanco del centro para competir con la esquina.
A Casado le pilló la crisis en modo Iturgaiz, de reestreno a la derecha. El líder de la oposición por un oído oye un zumbido que recuerda al desaparecido bipartidismo, y por el otro, el petardeo incesante de Vox.
A Aznar, con una derecha unida, le costó 6 años llegar a la Moncloa, a base de gastar 5 balas (autonómicas y municipales 91 y 95, europeas 94, y generales 93 y 96). Casado gastó en 2019 4 balas: 2 generales, autonómicas y municipales, y europeas. Tal vez solo le quede una. Tal vez eso explique mucho.
En los Pactos de la Moncloa de 1977 mandaba la derecha de UCD con 165 escaños. AP solo tenía 16. Hoy la derecha no manda. El PP está escuálido con 88 escaños y teme a una extrema derecha que con 52 piensa que no ha tocado techo.
Hoy la FAES de Aznar sobrevuela Génova. Con Cs en plan 'pato cojo', la derecha española se debate entre dos tensiones principales: el neoznarismo y Vox. Es decir, entre el radicalismo y el extremismo. Misma matriz, respectiva radicalización: mirada regresiva con respecto al 78.
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