Mi análisis en Diario de Noticias (2-9-2018)
La
cuestión catalana (o española, según se mire), vuelve a marcar la agenda de un
mes de septiembre tras un año de altísimo voltaje, en el que unos y otros han
mostrado sus límites. El Estado español por su represión institucionalizada y
su negativa al pacto, y el independentismo por su división interna y su falta
de cálculo político y social.
Un conflicto entre impotencias, ahora con
dos nuevos protagonistas. Quim Torra no tiene la fuerza política para la
pregonada ruptura. Pedro Sánchez parece carecer de voluntad o capacidad de pactar
una solución creíble. Uno y otro pueden apretar el botón de elecciones
anticipadas. Sánchez, también el del 155. Pero los riesgos se reparten a ambos
lados si se rompe la baraja. Torra y Sánchez son presidentes con debilidades.
Torra, suplente de suplentes, está a años luz del liderazgo de Puigdemont, y
gobierna en coalición. Sánchez carece del mando en plaza que Rajoy tenía en su
partido, y está acogotado por la derecha. Así las cosas, la situación ha
variado algo en su superficie, pero corre el riesgo degradarse. En el fondo, el
Estado español ha perdido el miedo al 155.
La derecha, tras verse fuera del poder, se está envalentonando. Y las
divisiones latentes siguen atenazando al PSOE.
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