El independentismo, como la izquierda, tiene su lado cainita. Análisis en Diario de Noticias (4-3-2018)
Tras el mal trago de la contestada visita de
Felipe VI a Barcelona, el Estado vuelve a saborear su estrategia frente al
independentismo en Catalunya. Las disonancias entre los partidos
independentistas son cada vez más obvias, aunque la confrontación con Moncloa y
Zarzuela siga del todo abierta.
Muchas cosas se rompieron en Junts pel Sí en los
momentos claves del mes de octubre del año pasado. Discrepancias que una vez extinguida
la coalición y celebradas las elecciones del 21-D se han abierto con estrépito.
El independentismo, como la izquierda, tiene su versión cainita, lo cual
provoca un lógico regocijo en el españolismo diestro. El factor humano cuenta en
cualquier ámbito de la vida y en todo proceso de cambio y confrontación. Más cuando
en este caso sus protagonistas se han sometido a un sufrimiento creciente por
una prisión o exilio que se alargan.
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