Navarra plural, cierto, y desgraciadamente archipiélago. Pasado desdichado.
Pasado indecente. Tres cuartos de siglo, por no remontarnos atrás, que
además de sufrimiento han generado rencor y un torreón de agravios
obviados por la falta de empatía. Con esa mochila, una Dirección General
para la Convivencia resulta de entrada oportuna. Cualquier Gobierno
debe aplicar la máxima de atender a todo aquel que sufre. Principio
transversal, ético y hasta religioso. Así que espacio común edificable,
aunque no sencillo para cimentar. Demasiada arcilla y deslizamientos
acumulados desde la Transición. Recuerden por ejemplo, aquella apertura
de los llamados sociales en el Ayuntamiento de Pamplona, que
acabó como el rosario de la aurora y el último que apague la luz. Y el
contraste de aquel “tenemos el gobierno de la ciudad pero no el poder”
de Erice, frente a Marco y Suárez pactando en el 79.
No hay comentarios:
Publicar un comentario