En 1937 se escribió con nihil obstat el libro Qué saldrá de la España que sangra. Su autor, Julio Meinvielle afirmaba en un pasaje:
"España es obra exclusiva de la fe cristiana de suerte que destruir la fe cristiana es destruir España y destruir España es como amputar la Cristiandad".
Casi setenta años después, en La Razón entrevistaron a Antonio Cañizares (en la foto inferior), a punto de ser nombrado cardenal (5-3-06). A Cañizares, que tres meses antes había pedido que Isabel la Católica inspirase una forma de hacer política «que hoy en día tanto y tanto necesitamos», por las «heridas cerradas se tratan de reabrir», le preguntaron por su anuncio de `seguir trabajando en la defensa de la unidad de España´: "¿Por qué y cómo piensa hacerlo?"
Y respondió Cañizares:
Tres meses después, además de jurar bandera en la Academia de Infantería de Toledo, el 29 de junio mandó una petición para que se hiciese en todas las misas y oraciones públicas de las diócesis de Toledo, Madrid, Alcalá de Henares y Getafe:
"Recuerdo, como sabéis por el Catecismo, que el amar a la Patria y rezar por ella es un deber que entra dentro de los deberes que prescribe el cuarto mandamiento de la Ley de Dios. Esto no es entrar en política alguna y menos de partido. Es un deber de caridad y ójala que, mientras dure esta situación, todos oremos insistentemente por las gentes, por los pueblos y las instituciones democráticas de España."
En otoño, en sermón pronunciado en la Basílica del Pilar, Cañizares aseguró que el catolicismo es el camino no sólo “para una nueva primavera de santidad y de vida cristiana” sino también para “la unidad entre todos los pueblos de España”. Cañizares terminó su alocución pidiendo a la Virgen que ayude a España "a mantener una unidad cada día más fuerte entre sus gentes".
A finales de ese 2006, el 3 de diciembre, entrevistaron en ABC al entonces arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, y le preguntaron que "qué es lo que hay que pedir a los nacionalistas". Sebastián contestó:
"Que se sometan al bien común. Y el bien común de los españoles, durante más de 20 siglos, surgió de la romanización y el cristianismo, con los que se inicia un proceso de acercamiento histórico, progresivo, que ha hecho un único pueblo, la nación española. Esto es un bien que no nos puede quitar nadie (...)".
Un día más tarde, Sebastián y Martínez Camino escribieron un artículo en ABC, añadiendo un matiz al matiz:
"los obispos consideran que las pretensiones nacionalistas independentistas no están hoy moralmente justificadas en el caso de España (...)".
"Queda la posible pregunta acerca de legitimidad moral no ya de una ruptura unilateral de la unidad política de España (el separatismo, cuya recusación ha quedado clara), sino acerca de la eventual propuesta de que esa unidad fuera rota solicitando y obteniendo el consentimiento mayoritario de toda la sociedad afectada, es decir, de todos los ciudadanos del Estado español. La Instrucción pastoral Orientaciones morales ante la situación actual de España no aborda directamente esta cuestión, porque no parece que ésta sea hoy una propuesta hecha por nadie de manera explícita y determinada. Pero si, como la Instrucción enseña, la unidad de España es un elemento fundamental de bien común de la sociedad española, será muy difícil, si no imposible, encontrar razones que avalen moralmente ni la mencionada propuesta ni la renuncia a tal elemento del bien común, por más que fuera verdaderamente libre y voluntaria. Nos encontraríamos ante un caso de posible legitimidad legal no sustentada en una base suficiente de legitimidad moral".
"Queda la posible pregunta acerca de legitimidad moral no ya de una ruptura unilateral de la unidad política de España (el separatismo, cuya recusación ha quedado clara), sino acerca de la eventual propuesta de que esa unidad fuera rota solicitando y obteniendo el consentimiento mayoritario de toda la sociedad afectada, es decir, de todos los ciudadanos del Estado español. La Instrucción pastoral Orientaciones morales ante la situación actual de España no aborda directamente esta cuestión, porque no parece que ésta sea hoy una propuesta hecha por nadie de manera explícita y determinada. Pero si, como la Instrucción enseña, la unidad de España es un elemento fundamental de bien común de la sociedad española, será muy difícil, si no imposible, encontrar razones que avalen moralmente ni la mencionada propuesta ni la renuncia a tal elemento del bien común, por más que fuera verdaderamente libre y voluntaria. Nos encontraríamos ante un caso de posible legitimidad legal no sustentada en una base suficiente de legitimidad moral".
Saber más:
- Manifestaciones del cardenal arzobispo de Madrid, Rouco Varela, quien casó en ceremonia de Estado a Felipe y Letizia en La Almudena, (ver archivo de la Archidiócesis de Madrid, 12 de abril de 2000): "en la actualidad española sigue habiendo una semilla de guerra y un resto dramático y trágico". Ocho años después, Zapatero pidió a Rouco el mismo respeto para las exhumaciones de desaparecidos que para los procesos de canonizacíón.
- Portada de Diario de Navarra 16-2-36:
"Hoy puede decidirse el porvenir de España!"
"¡Vota, navarro, la candidatura del Bloque de Derechas y votarás por Dios y por la Patria!"
"La candidatura que hay que votar en Pamplona es esta"
- Por contraste: en el libro "Los triunfadores" (Plaza&Janés 1980) una recopilación de entrevistas de la periodista María Mérida, el cardenal Tarancón afirmó:
"El futuro de España y del mundo debería ser un socialismo con espíritu cristiano".
"Hoy el pueblo ya no consiente ser sojuzgado por una oligarquía de capitalistas y, además, con toda la razón"
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