- A Podemos, y a cualquier movimiento que se sitúe a la izquierda del PSOE. Susana Díaz marcó la hoja de ruta, cuando en Andalucía rompió la coalición con Izquierda Unida, convocó elecciones y acabó con Ciudadanos como compañero de viaje.
- A cualquier encaje territorial federal o confederal voluntario. En definitiva, a la plurinacionalidad y al derecho a decidir, no ya solo a la independencia.
En ese sentido, no deja de ser llamativo los caminos que ha generado el llamado `procés´:
En Catalunya CDC, ya sin Unió, viró hacia la izquierda pactando con ERC. (De lo que se extrae al mismo tiempo que ERC viró a la derecha pactando con CDC). Eso no significa que CDC se sitúe en la izquierda. Significa una evolución grande o pequeña, por pragmatismo o coyuntura. O una forma de enderezar el rumbo anterior. La trayectoria que marca un volante, depende, aparte de su radio de giro, de dónde esté situada la dirección previamente.
No hay que olvidar en la aritmética catalana derivada del 27-S la vigilancia de la CUP y la necesidad de seducir durante estos meses a parte del electorado de CSQP. En conjunto, por tanto, la política catalana, por razones sociológicas se ha movido a la izquierda.
No hay que olvidar en la aritmética catalana derivada del 27-S la vigilancia de la CUP y la necesidad de seducir durante estos meses a parte del electorado de CSQP. En conjunto, por tanto, la política catalana, por razones sociológicas se ha movido a la izquierda.
En el Estado, en cambio, tras un año en funciones de Mariano Rajoy y sus dos victorias electorales a cual más amplia, el PSOE vira a la derecha facilitando el camino a PP y Cs.
El doble factor nacionalista, catalán y español como clave de la política actual, en medio de una cuenta atrás de la llamada `desconexión´.
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