15 abril 2014

"De bien"

 












Artículo en Diario de Noticias (15-4-14)

No me gusta la expresión “españoles de bien”. Más que transversal, la coletilla tiene connotaciones tóxicas, con dividendo ideológico incluido. De los españoles de bien a los españoles buenos va un solo paso, y de ahí a los malos españoles dos. Esta mirada segregadora estaba en la esencia de la cultura dictatorial franquista. Baste como ejemplo una bravata que lanzó el director de la Guardia Civil en 1972 contra "los que injustamente se llaman españoles y no demuestran serlo”. Cuarenta y dos años después, la etiqueta de bien plantea a sus usuarios la tira de preguntas, si su intención no es enfundarse en una dialéctica nociva de

réditos políticos inmediatos.  Para empezar, habría que clarificar quiénes son exactamente  los españoles y las españolas de bien y en qué se diferencian de los españoles a secas. Si son todos unos convencidos demócratas, o los agresivos, por ejemplo, están tachados de la lista. Y descender a lo concreto: cuántos españoles de bien encontramos en el PP que según Cospedal se diferencia por su amor orgulloso a España. Si el porcentaje es idéntico que en el PSOE, acusado por la derecha de dividir a los españoles; si la proporción es mayor que en IU o menor que en Vox. 

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